
Preguntarse por el feminismo y las prácticas feministas que existen actualmente, implica traer algunos apuntes del pasado en relación con las luchas de las mujeres, por la consecución de sus derechos y entender cómo la nueva manera de relacionarnos a través de las redes sociales, han potenciado un componente fundamental de estas contiendas.
De acuerdo con Carolina Pinzón Estrada, historiadora y docente del programa de Sociología de Areandina, ser feminista es tener la conciencia permanentemente puesta en las diferencias de poder que existen en las relaciones humanas y la firme convicción de querer transformarlas en relaciones más equitativas en el que hombres y mujeres puedan vivir mejor.
“La toma de conciencia ha cambiado. Durante los años 20, las mujeres se preocuparon por el derecho al voto, conservar sus bienes en caso de quedar viudas, acceder a una educación igual que los hombres, así como tener un trabajo y un salario devengado, controlar la capacidad de reproducción, derecho a divorciarse y más recientemente, derecho al aborto libre y seguro y, aunque parezca increíble, el derecho a permanecer vivas”, explica la socióloga Pinzón.
Los métodos utilizados por las feministas han sido criticados por cientos de miles de personas. Sin embargo, la experta recuerda que todos los seres humanos se han beneficiado de estas luchas. “En la mayoría de países del mundo, las mujeres ya votan, estudian, trabajan, deciden sobre la maternidad y últimamente se ha abierto la posibilidad de tener conversaciones que hace cinco años eran impensables. El tema de la violencia contra las mujeres y la equidad de género ha permeado nuestras conversaciones cotidianas, permitiendo que nuestros hermanos, hermanas, padres, tíos, tías y parejas, cuestionemos nuestros roles de género en casa y en general en todas nuestras relaciones”, afirma la historiadora.
Y agrega: “Aunque no estemos de acuerdo con los cambios, al menos nos permitimos cuestionar el estatus quo del orden social actual, no solamente en relación al tema de la violencia contra las mujeres y la equidad de género, sino también las relaciones entre parejas del mismo sexo o las diferentes orientaciones sexuales e identidades que hoy en día se visibilizan y que se han posicionado como legítimos en las vidas de todos y todas gracias a la lucha feminista y por supuesto también, a la lucha de la comunidad LGBTTTIQA+”.
Una lucha incansable
Para la docente investigadora Pinzón, la pregunta por los métodos quizás es la más polémica hoy en día, porque, aunque mucha gente no está de acuerdo con los cambios que las luchas feministas proponen, al menos hoy se plantean que es políticamente incorrecto ponerlas en cuestión.
“Vale la pena acotar que la lucha por los derechos al voto de las mujeres no fue pacífica, en el mundo entero hubo marchas de mujeres y que una mujer lo hiciera en los años 20, ya era violento. Salir a la calle a expresar públicamente con su propia voz que estaba inconforme con el establecimiento se consideraba un acto subversivo. Cabe recordar que aquellas que lo hicieron, fueron golpeadas, encarceladas e incluso, denigradas por sus esposos”, afirma Pinzón.
Y añade: “Hoy en día, que eso es permitido, se consideran subversivas las demás acciones que se realizan en las marchas, por lo que vale la pena preguntarnos ¿por qué son más dignas de preocupación estas acciones violentas que los motivos que las causan?, considerando que estamos hablando de las vidas que perdemos diariamente a manos de feminicidas y, aunque no pretendemos dar una respuesta, buscamos que las personas se hagan la misma pregunta y se empiece a generar una discusión alrededor”.
¡Listas y firmes!
El movimiento feminista que en Colombia inició en los años treinta, está conformado por mujeres de todas las edades, etnias y contextos sociales, no es homogéneo y las prioridades por ende varían, teniendo en cuenta que la principal fuerza que lo compone son las estudiantes universitarias, quienes con mayor ímpetu hacen innumerables denuncias de actos violentos dentro y fuera de las aulas y, pese a su heterogeneidad, en ello hay una unidad.
Desde la academia, las reflexiones que han aportado las feministas y los estudios de género han atravesado el trabajo docente y la participación de las y los estudiantes, las preguntas que se hacen en clase, el lenguaje que se utiliza, los proyectos de investigación que realizan, etc. Para la docente de Areandina, “por los pasillos de las universidades también caminan mujeres más libres con sus cuerpos, cada vez más se atreven a desafiar los estereotipos estéticos del patriarcado y por qué no decirlo, hombres que han empezado entender, cambiar y empatizar con esta nueva forma de relacionarnos como especie humana”.
Solidaridad de género
Según la docente Pinzón, estas reflexiones han atravesado las cotidianidades de todas las personas, por lo que “hoy en día existen hashtags como #AmigaDateCuenta que invita constantemente a una solidaridad entre mujeres. Otro ejemplo han sido las canciones de diversas artistas como Shakira, Miley Cyrus y Karol G, que nos hablan de un poder femenino que cuestiona nuestra relación de sumisión histórica en las relaciones de pareja y potencia la idea del amor propio tan lastimado por la violencia contra las mujeres que, de acuerdo a las estadísticas, se da mayoritariamente en este tipo de relaciones”.
Finalmente, como parte de los resultados que han ido arrojando las luchas de las mujeres, la profesora Pinzón recuerda que la evolución del feminismo ha traído al centro del problema. “Hoy nos ha permitido cuestionar la estructura misma que había puesto el único valor de la mujer en el matrimonio y en la casa que nos ha permitido diversificar. Las mujeres abren las puertas a un sinnúmero de posibilidades de vida, donde ellas mismas pueden encontrar su propio valor y esto, no hubiese podido ocurrir sin la lucha feminista que debido a los derechos que han tenido que luchar, ha ido siempre en contra del establecimiento y por ende, en ningún momento de la historia ha sido bien recibida”.