
“Una verdadera diversificación debe respetar el viejo adagio que dice no todos los huevos en la misma canasta, y eso incluye ampliar nuestra canasta más allá que la de los activos colombianos, y la exposición única a nuestra moneda” Vocero: Juan Camilo Rojas – Vicepresidente de Soluciones de Portafolio Asset Managmement en Credicorp Capital
Bogotá. Julio de 2021 – La experiencia sigue demostrando que la mejor receta para la salud financiera y patrimonial en un mundo cambiante, incierto y volátil es la diversificación, puesto que a diario ocurren hechos que, en mayor o menor medida, pueden afectar el precio y rentabilidad de los activos, así como la viabilidad de ciertos negocios.
Para atenuar estos riesgos, la tradicional regla de oro ha sido intentar consolidar un amplio abanico de activos en un mismo mercado. Sin embargo, esta es una práctica que termina convirtiéndose en un grave error y la actual situación de pandemia se ha encargado de demostrar a los inversionistas la necesidad de sacarla de su mente.
En tiempos de crisis globales el valor de los activos se puede ver afectado y su grado de recuperación estará atado a variables como el grado de desarrollo de la economía del país. Así, por ejemplo, frente al reto de mitigar los efectos del Covid-19, las economías avanzadas lograron respaldar de forma casi que inmediata la recuperación económica, pero las emergentes sufrieron obstáculos financieros a los que se sumaron efectos inflacionarios e inestabilidad política, entre otros.
Como resultado, el precio y valor de los activos en ciertos países como Estados Unidos o China fue más resiliente o se recuperó más rápido, generando menores pérdidas a los dueños del capital, caso contrario a las economías emergentes, de las que hace parte Colombia. Por lo anterior, es que la diversificación no solo debe ser entendida como el proceso de invertir en diferentes sectores, sino también el de acceder a activos que estén denominados en otras monedas.
Hoy un inversionista nacional “menos arriesgado” sentirá que su portafolio está bien diversificado si cuenta con varios activos de renta fija local (bonos del gobierno y/o compañías), mientras que uno “más arriesgado”, sumará inversiones en renta variable (en empresas consideradas como representativas en el país), e incluso activos no tradicionales como, por ejemplo, los fondos de inversión inmobiliarios o aquellos que descuentan derechos económicos (factoring).
En cualquier caso, ambos cometen un error fundamental y es que invierten en activos que están denominados en la misma moneda: el peso colombiano. De ahí que, si sucede algún hecho coyuntural en el país – tales como protestas sociales o reducciones en el grado de inversión –, portafolios que antes se veían como “seguros”, de baja volatilidad y competitivos frente a los activos globales comenzarán a mostrar que esa diversificación no era lo suficientemente sólida.
Para dimensionar numéricamente la situación, se debe tener presente que en lo corrido del 2021 el peso colombiano ha perdido cerca de un 10% frente al dólar. Esto implica que, para no perder poder adquisitivo a nivel global, el portafolio local de un inversionista colombiano debería haber rentado al menos ese mismo porcentaje, y esto sin tener en cuenta otros elementos como la inflación que pueden incidir y exigir mayor rentabilidad para compensar.
Una verdadera diversificación debe respetar el viejo adagio que dice “no todos los huevos en la misma canasta”, y eso incluye ampliar nuestra canasta o portafolio de inversión más allá de los activos y el peso colombiano. De esta manera será posible contar con la preparación suficiente para asumir, mitigar o evitar graves impactos en las finanzas y el patrimonio producto de coyunturas locales y globales desfavorables.