A continuación, se presenta el análisis deFelipe Klein, Economista de BNP Paribas para Colombia y Chile, y Luca Maia, Estratega de IR & FX en los mercados emergentes y Latinoamérica de BNP Paribas Brasil, sobre la reforma fiscal colombiana.
Destacados Estimamos que la reforma no aumentará las rentas más del 1% del PIB. Pensamos que es probable que se corrija a la baja el objetivo de la regla fiscal para 2022 o que se suspenda temporalmente, ya que será muy difícil que en un año electoral se logre el ajuste fiscal que se requiere. Un peor panorama fiscal refuerza nuestra opinión de que hay espacio limitado para la flexibilización monetaria adicional. |
Perspectiva del mercado:
Recientemente sacamos provecho de la posición de pagadores del IBR 1y1y de Colombia, ya que se movió en dirección a nuestro objetivo. Desde entonces el IBR 1y1y ha continuado en aumento y el mercado ahora marca precios con 135 puntos base de aumento hasta finales de 2022.
En este sentido, consideramos que ya se incluyó la mayor parte de la asimetría entre nuestro escenario esperado de aumentos de tasas y el mercado. El CDS de Colombia a 5y aumentó 33 puntos base desde mediados de febrero, en línea con las estimaciones de nuestro modelo.
Actualmente mantenemos una posición a corto plazo para USD-COP, con base en la divergencia de casi el 10% del par del tipo de cambio real de equilibrio (BEER, por sus siglas en inglés) de modelo de valor razonable (en su mayoría impulsado por los términos de comercio) y una posición técnica a largo plazo para el peso colombiano.
Para cumplir los objetivos de la regla fiscal (suspendida hasta 2022) y garantizar la sostenibilidad de deuda, el Ministerio de Finanzas indicó el año pasado que Colombia necesita una reforma fiscal que aumente las rentas un 2% del PIB. Sin embargo, las autoridades no han corregido a la baja su objetivo original del 1,5%.
Exenciones del impuesto sobre la renta, menos ganancia por menos costo: Esperamos que la reforma fiscal incluya la eliminación de las exenciones del impuesto sobre la renta de los hogares. Esta podría ser más fácil de negociar en el Congreso, ya que a menudo se considera que es una política más progresiva. La posible ganancia de esa medida llegaría hasta el 1% del PIB, según las estimaciones oficiales.
Mayores probabilidades de que se extienda la suspensión de la regla fiscal: Incluso antes del impacto del COVID-19, los objetivos fiscales a mediano plazo parecían difíciles de cumplir, ya que dependían de supuestos optimistas de ganancias de eficiencia a partir de la última reforma fiscal. Además, el Gobierno corrigió a la baja su proyección de balance fiscal para 2021 en un 1 pp, para un déficit del 8,6% del PIB.
Consideramos que el ajuste fiscal necesario para alcanzar el objetivo de déficit del 2,5% para 2022, no es factible. Como resultado, esperamos que las autoridades corrijan a la baja el objetivo fiscal (más cercano a un déficit del 5% del PIB) o que extiendan la suspensión de la regla fiscal.
Es poco probable que se estabilice la deuda a corto plazo: Dada la consolidación fiscal más lenta que anticipamos, creemos que es poco probable que la deuda siga por encima del 60% del PIB por un período prolongado.
Además, si la economía crece a una tasa del 3% a mediano plazo, en lugar de las tasas de crecimiento por encima del potencial asumidas en el último marco fiscal a mediano plazo, estimamos que la deuda se estabilizará a un ritmo más lento y a un nivel más alto que los pronósticos oficiales.
Espacio limitado para una mayor flexibilización monetaria: Creemos que el escenario fiscal más desafiante reduce el espacio para las flexibilizaciones monetarias.
Aunque el Banco de la República se enfoca principalmente en las expectativas de inflación y en la brecha de producción para calibrar la tasa de intervención, un contexto fiscal peor puede afectar la prima de riesgo soberano y, por consiguiente, obligarlo a mantener una tasa real más alta, que ya está 2 pp por debajo de su nivel neutro.Seguimos esperando tasas estables para 2021. En nuestra opinión, la normalización de la política podría arrancar antes de lo previsto, si el panorama fiscal sigue deteriorándose