
Jairo Ruiz Clavijo
Todas las candilejas en todos los teatros populares mexicanos iluminaron a Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, el sexto de 14 hijos hasta convertirlo en Cantinflas.
Son momentos en la vida que son verdaderamente momentáneos, para decirlo en sus propias palabras.
En la vida real fue zapatero, lustrabotas, mandadero, cartero, taxista, empleado de billar, boxeador y torero. Y en el cine, donde sus películas continúan generando millones de dólares a las distribuidoras, también fue eso y mucho mas: Llegó a encanar al humilde ciudadano que por razones tan inexplicables como su modo de hablar, resulta triunfando en una sociedad donde decir algo a alguien le duele.
A los 23 años casó con la rusa la Valentina Ivanova con quien convivió hasta la muerte de ella.
Fue el pionero del pantalón, descaderado y del hablar descuadernado en un continente donde los politiqueros y altos funcionarios que le enseñaron a hablar mucho sin decir nada en un continente de eterna inflación monetaria y de política y cultura de explosión palabraria.